Preocupación por el incremento de procedimientos estéticos en adolescentes mexicanos

Especialistas alertan sobre el aumento de cirugías plásticas en menores de edad en México

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El reciente fallecimiento de una adolescente tras una cirugía estética en Durango ha reavivado la alarma médica y social sobre el crecimiento de intervenciones plásticas en menores de edad en México, donde no existe una regulación clara ni requisitos legales estrictos para estos procedimientos.

México se encuentra entre los primeros lugares a nivel mundial por número de cirugías estéticas realizadas en adolescentes, principalmente de aumento mamario y liposucción, según datos de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS). Expertos consultados advierten que estas prácticas en menores conllevan riesgos significativos: desde infecciones y rechazo de implantes, hasta daños psicológicos y la posibilidad de requerir múltiples intervenciones quirúrgicas a lo largo de la vida adulta.

El fallecimiento de Paloma Nicole Arellano, de 14 años, tras someterse a una cirugía estética, expuso la falta de límites legales claros y los vacíos regulatorios que permiten realizar estos procedimientos sin edad mínima establecida. Actualmente, la legislación mexicana exige solo la firma de un consentimiento informado por parte de padres o tutores y ciertos requisitos básicos para los profesionales y establecimientos médicos, pero no contempla criterios específicos para menores ni obliga a realizar evaluaciones psicológicas previas.

Especialistas del sector salud subrayan que el cuerpo adolescente está en proceso de desarrollo físico y emocional, y que factores como el bullying escolar, la influencia de redes sociales y los estándares de belleza pueden motivar decisiones precipitadas, derivando en trastornos como dismorfia corporal y secuelas psicológicas persistentes. Además, la exposición prolongada a implantes aumenta el riesgo de complicaciones como roturas, contracturas y, en casos extremos, desarrollo de cáncer de tipo linfoma anaplásico de células gigantes.

El caso de Durango ha impulsado propuestas legislativas y profesionales que buscan instaurar controles más rigurosos: desde la exigencia de valoraciones médicas y psicológicas previas, hasta la definición de una edad mínima y el fortalecimiento de la vigilancia sanitaria para evitar la proliferación de personal no acreditado. Las organizaciones médicas y de salud mental urgen a priorizar el bienestar integral de niñas, niños y adolescentes, advirtiendo que la búsqueda de ideales estéticos no debe comprometer la salud física ni el desarrollo emocional de los menores.

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