La IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE) comenzó el 9 de noviembre en Santa Marta, Colombia, con el objetivo de diseñar un nuevo modelo de integración ante desafíos multilaterales y en un contexto marcado por ausencias de líderes y tensiones geopolíticas.
La cumbre CELAC-UE 2025 reunió a representantes de 33 países latinoamericanos y caribeños junto con los 27 países europeos para discutir temas clave como el comercio, la transición energética y digital, y la lucha contra el crimen organizado, la corrupción y el narcotráfico. El encuentro buscó impulsar una agenda de «triple transición»: ecológica, digital y social, orientada a reforzar la relación birregional en un momento de incertidumbre mundial.
El evento estuvo marcado por notables ausencias y cancelaciones de líderes clave tanto de América Latina como de Europa, reflejo de la delicada situación política y geopolítica actual. La presión política externa, según denuncias del presidente colombiano Gustavo Petro, influyó en la reducción de mandatarios presentes. A pesar de ello, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, estuvieron entre los pocos jefes de Estado de peso que asistieron.
En su intervención, Sánchez destacó la importancia de fortalecer el sistema internacional basado en reglas para afrontar retos globales como el cambio climático, la justicia fiscal, la inteligencia artificial y la lucha contra la delincuencia organizada. Asimismo, subrayó la necesidad de reforzar el comercio y la inversión entre ambas regiones, y mostró el compromiso de España para impulsar la ratificación del acuerdo Mercosur-UE antes de fin de año.
El presidente colombiano Gustavo Petro enfatizó la importancia de abordar desafíos específicos de la región, como la crisis de las narcolanchas que operan en el Caribe y el Pacífico, avión y barcos interceptados por acciones militares estadounidenses que han causado decenas de muertes. Este punto ha generado tensión con Estados Unidos, cuya administración ha sido criticada en la cumbre.
La Cumbre también sirvió para renovar el compromiso de CELAC y UE hacia el multilateralismo, la defensa del Estado de derecho y la promoción de la equidad social, en un contexto internacional marcado por la disrupción global y el auge de políticas proteccionistas. El documento final, denominado Declaración de Santa Marta, busca consensuar medidas integrales para la cooperación futura, aunque los equipos negociadores trabajan aceleradamente para cerrar acuerdos antes de la conclusión del evento.