El 9 de julio de 2025 Trump anunció una escalada de aranceles del 10 % al 50 % sobre todos los productos importados desde Brasil, justificando la medida como retaliación política por el proceso judicial contra Bolsonaro, que calificó como una “caza de brujas”.
Brasil acusa a Estados Unidos de ignorar esfuerzos diplomáticos, tras enviar una carta formal el 16 de mayo y mantener múltiples reuniones previas para resolver el conflicto. En respuesta, presentó un recurso ante la OMC y aprobó la “Ley de Reciprocidad Comercial” para posibles represalias arancelarias.
El arancel afecta severamente al sector agrícola brasileño:
-
Café: Brasil exporta el 85 % de su producción, con EE. UU. representando el 16 %; pequeños productores advierten caída de ingresos e incluso abandono del cultivo.
-
Zumo de naranja: Brasil proporciona el 42 % del zumo importado por EE. UU., siendo crucial para el mercado estadounidense. Precios se han reducido al 50 % respecto al año anterior, amenazando la supervivencia del sector.
-
Açaí: Productos importados están sujetos al arancel desde el 1 de agosto, lo que encarecerá el superfruto en EE. UU., elevando precios a niveles de lujo.
Las estimaciones revelan impactos severos:
-
Posible pérdida de hasta BRL 175 mil millones (~USD 31 700 millones) en la próxima década si se aplica el arancel.
-
Fiemg proyecta eliminación de hasta 1,3 millones de empleos y una contracción del PIB de entre 1,5 % y 2,2 % si se replican aranceles equivalentes brazileros.
-
Sectores como la ganadería también anticipan pérdidas significativas: carne exportada por valor de USD 1,29 mil millones podría enfrentar cancelaciones masivas de pedidos.
La amenaza arancelaria ha fortalecido el liderazgo de Lula, cuyo apoyo popular ha crecido en medio de un discurso de defensa de la soberanía brasileña.
Parlamentarios de diferentes espectros han respaldado su postura y acelerado legislación para contramedidas comerciales.
Analistas advierten que el uso político de aranceles puede desestabilizar cadenas globales de valor y erosionar la credibilidad de EE. UU. como socio comercial confiable.
Brasil ha intensificado su alineamiento con China y otros miembros del BRICS como respuesta estratégica, buscando diversificación exportadora y apoyo frente a medidas estadounidenses