Durante la reunión, la embajadora adjunta de EE. UU. ante la ONU, Dorothy Shea, instó a China a detener la exportación de bienes de doble uso —componentes potencialmente militares— que contribuyen a la capacidad de Rusia para fabricar drones, misiles y otros sistemas bélicos usados en Ucrania. Shea destacó que se recuperan diariamente componentes manufacturados en China en armas rusas, lo cual “deshace” las afirmaciones de Pekín sobre controles estrictos a esas exportaciones.
Una investigación de Reuters reveló que motores chinos modelo L550E están siendo enviados a Rusia etiquetados como “unidades de refrigeración industrial”, evitando así sanciones y controles aduaneros occidentales. Estos motores alimentan los drones Garpiya‑A1, esenciales en los ataques rusos sobre objetivos militares y civiles en Ucrania, con una producción que se ha triplicado en 2025.
El vicembajador chino ante la ONU, Geng Shuang, rechazó las acusaciones, afirmando que China no forma parte del conflicto, nunca ha suministrado armas letales a Rusia y mantiene controles rigurosos sobre materiales de doble uso, incluidos drones. Geng instó a EE. UU. a dejar de buscar confrontación y a enfocarse en promover un alto el fuego y negociaciones de paz.
Informes anteriores del gobierno de EE. UU. vinculaban a empresas chinas con envíos de tecnología dual a Rusia desde al menos 2023, incluyendo microelectrónica, amortiguadores electrónicos y piezas para drones y misiles. Estas exportaciones habían sido sancionadas por violaciones a controles de exportación y apoyo indirecto al esfuerzo militar ruso.
El choque en Naciones Unidas refleja la creciente rivalidad entre EE. UU. y China, ahora extendida al terreno de la guerra híbrida y la proliferación tecnológica militar. La evidencia del uso de rutas clandestinas para abastecer a Rusia evidencia cómo la guerra actual se sustenta no solo en combates, sino en redes logísticas globales.
Además, la UE ha manifestado preocupación diplomática y busca presionar a China para reforzar sus controles de exportación y evitar que sus empresas contribuyan indirectamente al conflicto.