A finales de enero de 2025, el magnate tecnológico Elon Musk reavivó tensiones en la política alemana al publicar en X que “solo la AfD puede salvar a Alemania”, en pleno clima electoral en Renania del Norte‑Westfalia. Su mensaje, interpretado como una fuerte injerencia política, ha avivado críticas desde el gobierno alemán y expertos en democracia.
El 30 de agosto —si bien no se ha encontrado referencia directa a esa fecha— Musk utilizó su plataforma X para expresar: “solo la AfD puede salvar a Alemania”, eco de su respaldo previo al partido de extrema derecha Alternatives für Deutschland (AfD).
Esta no fue la primera vez; ya en diciembre de 2024 había publicado la misma frase en redes. Su apoyo continuó con un artículo de opinión en Die Welt y una aparición en una retransmisión en directo con Alice Weidel, co-líder de AfD.
Reacciones en Alemania
El canciller Olaf Scholz criticó públicamente la intervención, advirtiendo que las decisiones de Alemania no deben depender de dueños de redes sociales. También subrayó que el juicio político de Musk no se equipara a su éxito empresarial.
Partidos mainstream acusaron a Musk de injerencia extranjera en la política interna del país.
Preocupaciones sobre simbolismos y cultura política
En un mitin de AfD en enero de 2025, Musk criticó la “cultura de la memoria” alemana, afirmando que hay “demasiado enfoque en la culpa del pasado”.
Ese discurso, emitido poco antes del 80º aniversario de la liberación de Auschwitz, generó condenas inmediatas. El embajador alemán en Israel calificó sus palabras como un gran desconocimiento de la sensibilidad histórica alemana; Donald Tusk, primer ministro de Polonia, las tildó de “demasiado familiares y ominosas”.
Además, se le reprochó haber realizado un gesto interpretado como saludo nazi durante un evento de Trump en enero de 2025, lo que aumentó la alarma sobre la normalización de símbolos extremistas.
Implicaciones políticas y electorales
El respaldo de Musk al AfD ha sido ligado a un aumento en el apoyo electoral del partido. Tras entrevistas y publicaciones suyas, se observó un repunte en las encuestas de intención de voto.
Partidos como AfD, vigilados por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (Verfassungsschutz), ya se posicionaban como segunda fuerza política y con significativo respaldo en los estados del este de Alemania