Debido a su valor nutricional, sabor y digestibilidad, el yogur es un alimento popular en los hogares españoles. Algunas personas acostumbran a consumirlo como postre, desayuno o merienda.
Se extrae de la fermentación de la leche por microorganismos como streptococcus, thermophilus y lactobacillus bulgaricus, además es rico en calcio, magnesio y fósforo. No obstante, la diversidad en los tipos de yogures es notable, incluyendo opciones como desnatados, griegos y bífidus.
De acuerdo con esto, Andrea Calderón, la secretaria científica de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, expone que el yogur desnatado es una opción sin grasa que puede ser usada para reducir calorías, aunque señala que la grasa láctea no es contraproducente y aporta saciedad así como nutrientes. Sin embargo, advierte que muchos yogures "0% grasa" pueden contener azúcar en exceso. En cuanto al yogur griego, menciona que contiene grasa láctea adicional, aumentando su valor calórico.
En lo que respecta a la diferencia entre yogur y postre lácteo, Calderón aclara que cualquier producto lácteo con bacterias distintas o adicionales a las características del yogur ya no puede llamarse yogur, sino leche fermentada. Esto aplica a productos como los "yogures" con Bífidus o el kéfir. Cuando se trata de productos denominados como postres lácteos, la experta advierte que suelen ser procesados de baja calidad, con altos niveles de azúcar, grasas añadidas y escaso valor nutricional. Para identificarlos, es importante revisar la lista de ingredientes. Con información de El Nacional de Venezuela.
