Este fenómeno astronómico también fue visible desde diversas partes del mundo, incluyendo África y Europa, donde se pudo apreciar como una "mordida" en el disco solar. En España, por ejemplo, el eclipse comenzó alrededor de las 10:48 hora peninsular y alcanzó su punto máximo cerca de las 11:40, dependiendo de la ubicación específica.
Además del Meteosat-12, el satélite estadounidense GOES-16 capturó imágenes del eclipse, evidenciando la penumbra lunar en el este de Norteamérica, donde el evento ocurrió mayormente durante la noche. Zonas como el noreste de Estados Unidos y Canadá disfrutaron de un Sol muy eclipsado al amanecer, con Quebec experimentando una magnitud máxima del 94%.
La observación de este eclipse desde el espacio proporciona una perspectiva única para estudiar la interacción entre la Tierra, la Luna y el Sol, permitiendo a los científicos analizar con mayor precisión la dinámica de estos eventos y su impacto en nuestro planeta.