¿Qué encontraron exactamente?
El equipo de la Universidad de Gotinga analizó basaltos recientes de la cadena hawaiana con un nuevo método de ultra-alta precisión isotópica. Detectaron un aumento del ¹⁰⁰Ru frente a los valores típicos del manto, señal inequívoca de material procedente del límite núcleo–manto —situado a unos 2 900 km de profundidad— ascendiendo por plumas calientes hasta los volcanes de Hawái.
Por qué importa
Más del 99,999 % del oro planetario está atrapado en el núcleo desde la formación de la Tierra. La fuga detectada implica que parte del oro explotado hoy pudo originarse en “gotas” que tardaron millones de años en viajar hasta la corteza. El hallazgo obliga a revisar modelos sobre la distribución de metales críticos —oro, platino, paladio— y sobre la dinámica térmica del interior terrestre.
Cómo se probó la fuga metálica
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Toma de muestras en lava reciente de Mauna Loa y Kīlauea.
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Purificación química por destilación de vapor para aislar rutenio.
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Medición láser-MC-ICP-MS capaz de distinguir variaciones isotópicas menores a 10 partes por millón.
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Comparación con firmas isotópicas calculadas para manto y núcleo en simulaciones de fraccionamiento a alta presión.
Los valores de ¹⁰⁰Ru estuvieron un 0,24 % por encima del umbral manto, diferencia suficiente para “oler” el núcleo, según el autor principal Nils Messling.
Implicaciones geológicas y económicas
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Geodinámica: demuestra que el núcleo no está completamente sellado y que la convección de superplumas transporta metales siderófilos a la superficie.
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Exploración minera: sugiere que los puntos calientes oceánicos puedan albergar firmas geoquímicas de metales ultraescasos, útiles para exploración submarina.
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Exoplanetas: abre la puerta a estimar la evolución metalúrgica de mundos rocosos, clave para la habitabilidad y recursos extraterrestres.
Qué sigue
Los investigadores planean aplicar la misma técnica en basaltos de Islandia y Réunion para determinar si la filtración es ubicua en las plumas profundas o exclusiva del Pacífico. Además, modelarán cuánto oro podría haber aflorado en 4 500 millones de años y su impacto potencial en la concentración actual de depósitos auríferos.