El 7 de mayo de 2025, los cardenales del mundo se congregan en la Capilla Sixtina del Vaticano para iniciar el cónclave que elegirá al sucesor del Papa Francisco, fallecido el 21 de abril a los 88 años. Este evento marca el comienzo de un proceso de gran trascendencia para la Iglesia Católica y sus 1.400 millones de fieles.
La ceremonia de apertura dará inicio a las 10:00 a.m. con la misa "Pro Eligendo Pontífice", seguida por el ingreso al cónclave a las 4:30 p.m., donde los cardenales emitirán su juramento de secreto y procederán a las votaciones. Para que un candidato sea elegido Papa, debe obtener una mayoría cualificada de dos tercios, es decir, al menos 89 votos de los 133 cardenales electores.
Durante el proceso, se instalará una chimenea en el techo de la Capilla Sixtina para anunciar al mundo el resultado de las votaciones: humo negro indicará que no se ha alcanzado un consenso, mientras que humo blanco anunciará la elección del nuevo pontífice. La Capilla Sixtina ha sido cerrada al público y adecuadamente acondicionada para este evento histórico.
Este cónclave se presenta como uno de los más inciertos y fragmentados de la historia reciente, sin un candidato claro y con tensiones entre sectores conservadores y progresistas dentro de la Iglesia. La diversidad geográfica y doctrinal de los cardenales participantes añade complejidad al proceso de elección.
El nuevo Papa enfrentará desafíos significativos, incluyendo la consolidación de las reformas impulsadas por Francisco en áreas como la inclusión de las minorías, la defensa de los inmigrantes y refugiados, y la lucha contra los abusos sexuales en el clero. Además, deberá abordar cuestiones como el compromiso ambiental y las relaciones internacionales del Vaticano en un mundo marcado por conflictos y autoritarismos.
La atención mundial está centrada en este cónclave, que definirá el rumbo futuro de la Iglesia Católica en un momento crucial de su historia.