Nuevas guías avalan el autoanálisis del VPH y fármacos adelgazantes contra la obesidad

Directrices internacionales impulsan el autotest de VPH y los nuevos fármacos antiobesidad

Informes recientes recogen nuevas directrices que permiten el autoanálisis para detectar el virus del papiloma humano (VPH), causante del cáncer de cuello de útero, y respaldan el uso de medicamentos adelgazantes de última generación como herramienta adicional en el tratamiento de la obesidad, dentro de estrategias integrales de prevención y control de enfermedades crónicas.

Actualizaciones recientes de guías clínicas sobre cribado de cáncer de cuello de útero incorporan por primera vez el uso de muestras autotomadas para la detección del VPH, permitiendo que las personas se realicen un hisopado vaginal ellas mismas, en un entorno sanitario o en el hogar, para su posterior análisis en laboratorio. Estas recomendaciones señalan que, aunque la muestra obtenida por profesionales sigue siendo el método preferente, la auto-toma es considerada una alternativa válida que puede aumentar el acceso al cribado entre mujeres que nunca han sido examinadas o lo hacen de manera irregular.​

Las nuevas directrices precisan cómo interpretar los resultados de los tests de VPH realizados con muestras autocolectadas y establecen intervalos de cribado específicos cuando el resultado es negativo, así como derivación directa a colposcopia en casos de detección de genotipos de alto riesgo como VPH 16 o 18. Expertos en salud pública destacan que esta flexibilización del modelo de cribado podría contribuir a reducir desigualdades, especialmente en comunidades rurales, personas con barreras culturales o quienes han evitado el examen pélvico tradicional.​

En paralelo, la Organización Mundial de la Salud ha publicado su primera guía global sobre el uso de medicamentos agonistas del receptor GLP‑1, como liraglutida, semaglutida o tirzepatida, en el tratamiento de la obesidad en adultos. La OMS formula recomendaciones “condicionales” que avalan el empleo de estos fármacos a largo plazo en personas con obesidad, excluyendo a mujeres embarazadas, siempre como parte de un abordaje integral que incluya cambios en la dieta, actividad física regular y apoyo profesional continuado.​

La guía subraya que estas terapias han demostrado pérdidas de peso significativas y mejoras en parámetros metabólicos, pero advierte de que persisten incertidumbres sobre sus efectos a muy largo plazo, la gestión tras la suspensión del tratamiento y los riesgos de agravar inequidades por su elevado coste y limitada disponibilidad. La OMS insta a los países a preparar sus sistemas sanitarios para un uso seguro y equitativo de estos medicamentos, mediante políticas que aborden la asequibilidad, la financiación y la adecuada selección de pacientes, en un contexto en el que más de mil millones de personas viven con obesidad en el mundo.

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