El gobierno de México ha tomado una firme postura ante la nueva y estricta ley de inmigración implementada por el estado de Texas en Estados Unidos.
Tras la decisión de la Corte Suprema de permitir que Texas haga cumplir esta normativa, que otorga poder a la policía estatal para arrestar a inmigrantes sospechosos de cruzar la frontera ilegalmente, México ha declarado que no aceptará el regreso de los migrantes afectados por esta medida, destaca Alerta Mundial.
La ley texana plantea que una vez bajo custodia, los inmigrantes tienen dos opciones: aceptar una orden judicial para abandonar Estados Unidos o enfrentar procesamientos por delitos menores relacionados con la entrada ilegal al país.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México ha dejado en claro su posición al respecto, afirmando que “no aceptará, bajo ninguna circunstancia, repatriaciones por parte del estado de Texas”. Esta decisión refleja la preocupación del gobierno mexicano por el respeto a los derechos humanos de los migrantes y la necesidad de abordar la compleja situación migratoria de manera justa y humanitaria.
El rechazo de México a las repatriaciones ordenadas por Texas, plantea un desafío adicional en el ya tenso panorama migratorio entre ambos países.
