América Latina se enfrenta a una alarmante crisis de violencia de género, posicionándose como una de las regiones más peligrosas para las mujeres. A pesar de los avances en la visibilización y condena social de estos actos, las cifras de feminicidios y otras formas de violencia siguen siendo preocupantes.
Estadísticas alarmantes
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2022 al menos 4,050 mujeres fueron víctimas de feminicidio en la región. Brasil registró el mayor número de casos con 1,437 feminicidios, seguido de México con 976. Al analizar las tasas de feminicidios por cada 100,000 mujeres, Honduras lidera con aproximadamente seis casos, seguido de República Dominicana y El Salvador.
Impacto en la vida de las mujeres
La violencia contra las mujeres tiene consecuencias devastadoras en su bienestar físico y mental. Las víctimas son más propensas a sufrir depresión, ansiedad, embarazos no planificados e infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH. Además, la violencia de pareja es la forma más común, afectando a más de 640 millones de mujeres mayores de 15 años en todo el mundo.
Necesidad de datos precisos
Para abordar eficazmente la violencia de género, es crucial contar con datos estadísticos oficiales que permitan cuantificar y caracterizar estas situaciones. Estos datos son esenciales para diseñar, monitorear y evaluar políticas públicas adecuadas. Aunque la recolección de datos ha mejorado en los últimos años, aún existen desafíos en la periodicidad y suficiencia de la información, así como en la inclusión de variables que permitan un abordaje interseccional.
Iniciativas de visibilización y resistencia
Frente a esta realidad, han surgido iniciativas que buscan visibilizar y combatir la violencia de género. Por ejemplo, el colectivo Geochicas ha desarrollado mapas colaborativos con perspectiva de género para destacar la presencia y contribución de las mujeres en espacios digitales. Proyectos como "Las Calles de las Mujeres" buscan representar de manera equitativa a las mujeres en la cartografía urbana, cuestionando la neutralidad de plataformas como Google Maps.
Además, herramientas tecnológicas como los chatbots Violetta, Sophia y Sara han sido implementadas en países como México, Suiza, República Dominicana y Honduras para acompañar a víctimas de violencia machista, brindándoles información y apoyo de manera anónima y accesible.