1. Origen y alcance del acuerdo
Colombia y China sellaron la cooperación en la BRI tras una reunión entre Petro y Xi Jinping en la Gran Muralla China. El pacto contempla proyectos de carreteras, puertos y redes de fibra óptica, así como la exploración conjunta en inteligencia artificial y energías renovables. Con este paso, China se consolida como el segundo socio comercial de Colombia, superando recientemente a EE. UU. como principal origen de importaciones.
2. Potenciales beneficios para Colombia
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Infraestructura y conectividad: Se espera que nuevas vías férreas y ampliaciones portuarias reduzcan costos logísticos y dinamiten corredores hacia el Pacífico.
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Inversión y empleo: Beijing ha expresado su disposición a financiar obras valoradas en varios miles de millones de dólares, lo que podría generar decenas de miles de empleos en zonas tradicionalmente postergadas como Buenaventura y el archipiélago de San Andrés.
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Transferencia tecnológica: Petro aseguró que los fondos se canalizarán hacia proyectos de inteligencia artificial y transición energética, con el fin de modernizar industrias locales y fomentar la innovación.
3. Riesgos y críticas de expertos
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Dependencia financiera: Analistas advierten sobre el “riesgo de trampa de deuda” si los plazos de repago y las garantías no se negocian con cautela.
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Competitividad de la industria nacional: Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, calificó la adhesión como un “error mayúsculo” frente a competidores apoyados por subsidios estatales chinos, lo que podría erosionar la producción local.
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Desequilibrio comercial: En 2024, Colombia importó $14,8 000 000 000 USD de China, mientras que sus exportaciones no superaron los $2,4 000 000 000 USD, acentuando un déficit superior a $12 300 000 000 USD.
4. Implicaciones diplomáticas
El viraje hacia Beijing podría tensar la relación con Washington, que históricamente considera a América Latina su “patio trasero”. No obstante, la Cancillería ha subrayado que el acuerdo no afectará la alianza con EE. UU. ni el reconocimiento de Taiwán, al garantizar la “libre determinación de las relaciones diplomáticas”.
5. Reacciones políticas y sociales
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Gobierno: Laura Sarabia, ministra de Relaciones Exteriores, celebró el “paso audaz” y prometió monitorear cada proyecto para maximizar su impacto social.
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Oposición: Dirigentes de partidos tradicionales criticaron la falta de consulta parlamentaria y alertaron sobre posibles concesiones desfavorables.
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Sociedad civil: ONG ambientalistas exigen estudios de impacto previos a la ejecución de las obras, mientras que cámaras agrícolas piden salvaguardas para evitar “inundaciones” de productos baratos.
6. Próximos pasos y vigencia del debate
Los protocolos de implementación comenzarán con la creación de una comisión bilateral para evaluar cronogramas y financiamientos. Colombia deberá presentar un portafolio de proyectos prioritarios antes de fin de año, y la primera tanda de obras podría licitarse en el primer semestre de 2026. Mientras tanto, el país entra en una fase clave de negociaciones que determinará si la Franja y la Ruta resulta un motor de desarrollo o una fuente de vulnerabilidades macroeconómicas.