El gobierno de Donald Trump ha decretado un nuevo arancel de **100.000 dólares** para las solicitudes de visas H-1B de nuevos profesionales extranjeros, medida que coincide con el lanzamiento por parte de China de su visa K, orientada a atraer jóvenes talento en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) desde el **1 de octubre de 2025**.
Qué cambia en la visa H-1B de EE.UU.
El 19 de septiembre de 2025, mediante una proclamación presidencial, la administración Trump impuso que todas las peticiones nuevas de la visa H-1B deben ir acompañadas de un pago de 100.000 dólares, salvo excepciones considerando el “interés nacional”. El cambio entra en vigor el 21 de septiembre para quienes estén fuera de EE.UU. y se extenderá por 12 meses, según el documento oficial.
¿Qué implica la visa K china?
China ha introducido una nueva categoría de visa denominada “K visa”, diseñada para jóvenes extranjeros especializados en ciencia y tecnología. A partir del 1 de octubre de 2025, esta visa permitirá a los beneficiarios trabajar, estudiar, hacer investigación, emprender negocios y participar en intercambios sin necesidad de tener un empleador chino que les patrocine la solicitud.
Motivaciones y contexto
La subida drástica del costo de la visa H-1B obedece al discurso de seguridad nacional y al intento de incentivar que las empresas estadounidenses empleen más trabajadores nacionales, argumentando que el programa ha sido usado para sustituir empleos locales y afectar salarios.
Por su parte, China busca con la visa K consolidar su estrategia de “potencia del talento”, reduciendo barreras de acceso para jóvenes profesionales STEM y fortaleciendo su ecosistema de innovación ante creciente competencia internacional.
Reacciones y posibles efectos
La medida de EE.UU. ha generado alarma entre empresas tecnológicas, académicos, inversores y trabajadores extranjeros, que advierten sobre una reducción drástica de la entrada de talento global, encarecimiento del reclutamiento y pérdida de competitividad.
China podría beneficiarse de una ola de migración inversa (reverse brain drain) y del interés de profesionales STEM que busquen nuevas oportunidades fuera de EE.UU. Las ciudades tecnológicas chinas, institutos de investigación y startups podrían ver una mayor llegada de talento joven internacional.