1. Estudio global y principales hallazgos
La compañía Withings analizó los patrones de sueño de 1,29 millones de usuarios entre marzo de 2020 y marzo de 2025. El resultado revela una pérdida media de 23 minutos cada noche, equivalentes a 139 horas anuales o 17 noches enteras sin dormir. También se observan diferencias por género: las mujeres duermen 28 minutos más en promedio que los hombres, y el sueño varía estacionalmente (más en invierno, menos en verano).
2. Impacto en salud: cardiometabolismo y longevidad
Según los expertos, esta privación crónica está estrechamente ligada a varias afecciones graves:
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Cardiopatías y riesgos cardiovasculares: estudios indican que dormir menos de siete horas aumenta un 10‑30 % el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, hipertensión, infarto o accidente cerebrovascular.
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Obesidad y metabolismo alterado: la falta de sueño eleva la hormona del hambre y reduce la de saciedad, facilitando el aumento de peso; también disminuye la sensibilidad a la insulina, favoreciendo la diabetes .
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Síndrome metabólico y diabetes tipo 2: la asociación entre sueño corto y factores metabólicos (presión alta, glucemia elevada, obesidad abdominal) está bien documentada.
3. Diferencias individuales y vulnerabilidades
Los investigadores destacaron que las personas con obesidad duermen 21 min menos que quienes tienen un IMC normal, y aquellas con buena salud cardiovascular duermen casi 28 min más por noche. Además, el decremento estacional del sueño coincide con olas de calor, exacerbando el déficit de descanso .
4. Consecuencias a largo plazo y urgencia de acción
El impacto acumulado de esta carencia de sueño representa un número de "noches perdidas" que amenaza directamente la salud pública. Según Aline Criton, directora médica de Withings, la situación jamás había sido tan alarmante: “Dormir bien es un pilar esencial para la salud y la longevidad”. El cardiólogo Pierre Escourrou advierte sobre el vínculo directo con obesidad, enfermedades cardiovasculares y hasta cáncer.
5. Tecnologías y recomendaciones de salud pública
El uso de dispositivos conectados e inteligencia artificial está permitiendo estudiar el sueño a gran escala y mejorar políticas de salud basadas en datos reales. Los especialistas recomiendan:
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Priorizar de 7 a 9 horas de sueño cada noche.
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Establecer una rutina regular —incluso fines de semana.
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Evitar pantallas y luces brillantes antes de dormir.
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Adaptar las temperaturas nocturnas —especialmente en verano— para facilitar el descanso.
6. Conclusión
La reducción global de 23 min diarios de sueño en solo cinco años es una señal de alarma para las autoridades sanitarias. Las cifras apuntan a un aumento generalizado del riesgo cardiovascular, metabólico y de sobrepeso. Abordar esta crisis silenciosa exige promover políticas activas: campañas de concienciación, regulación laboral que favorezca el descanso y mejora de los entornos para dormir.