De la Enfermedad a la Sabiduría: El Camino de Aprender a Pensar

LR

Para explicar cómo aprendí a pensar, tengo que remontarme a mi más tierna infancia. Por suerte, nací con una salud precaria, con una enfermedad infantil llamada ACETONA, dicha enfermedad me provocaba crisis continuadas desde prácticamente mi nacimiento hasta los nueve años.

Dichas crisis me producían fiebre muy alta, en algunas ocasiones hasta 42 grados, y vómitos de bilis, ¿por qué digo vómitos de bilis?, porqué prácticamente era inapetente. Puede decirse que de los 30 días de cada mes, me pasaba 20 días en cama.

Los días que estaba enfermo, debido a la ACETONA y las altas fiebres que me producía, tenía que permanecer en mi dormitorio, COMPLETAMENTE A OSCURAS, pues el menor rayo de luz, me provocaba vómitos de bilis, tenía que permanecer completamente solo, pues hasta la compañía de mi madre me hacía sentir mal y empeoraba mi estado general.

Imaginemos por un momento, cómo me sentía yo desde los dos años de edad, hasta los nueve. ¿Qué puede hacer un niño en esas circunstancias?... PENSAR, pues no podía ni jugar, ni ver TV (en aquella época empezó la TV en España), ni recibir visitas de nadie. Evidentemente primero son pensamientos totalmente infantiles.

Pero recuerdo que a partir de los cinco años de edad, ya empecé a hacerme las típicas preguntas adolescentes de: quién soy yo, qué hago en este mundo, para qué he nacido, etc. A los siete me preguntaba por Dios y en ese momento llegué a la conclusión de que Dios no existía, cosa que después a los doce años aproximadamente, cambió mi concepto de Dios y llegué a la conclusión de que Dios es la NATURALEZA.

Lo que me enseñó esta etapa temprana de mi vida es a cuestionarlo todo, pues de eso se trata el pensamiento de CUESTIONARLO TODO. No aceptes nunca las ideas de otro, te las venda quien te las venda, sin cuestionarlas. Hazte siempre preguntas sobre todo, y sobre todo confía en tu intuición, que no es otra cosa que tu sabiduría innata.

A lo largo de mi vida, he seguido cuestionando todo y profundizando en mi pensamiento. Me di cuenta de que mi enfermedad infantil, lejos de ser un obstáculo, había sido una bendición disfrazada. Me permitió tener tiempo y espacio para reflexionar, para cuestionar y para encontrar respuestas a preguntas profundas.

Además, me he dado cuenta de que el pensamiento es una herramienta poderosa, que nos permite evolucionar y crecer como personas.

Nos permite descubrir nuestra esencia, descubrir quiénes somos en realidad. Pero para llegar a esa esencia, tenemos que ir más allá de lo superficial, tenemos que desafiar nuestras creencias y prejuicios, y estar dispuestos a explorar nuevos mundos de pensamiento.

En definitiva, aprender a pensar es un viaje emocionante, que nos lleva a descubrir nuestro verdadero ser. Pero para lograrlo, es fundamental ser persistente, cuestionarlo todo, confiar en nuestra intuición y estar dispuestos a aprender y crecer continuamente.

Así que, si quieres aprender a pensar y descubrir tu esencia, te animo a que comiences a hacerte preguntas, a cuestionarlo todo y a explorar nuevos mundos de pensamiento. Solo así podrás llegar a la esencia de tu ser y descubrir tu verdadero potencial.

Recuerda, eres SABIO.