La obra “Naturaleza muerta con guitarra” de Pablo Picasso, valorada en 600.000 euros y desaparecida desde el 3 de octubre durante su traslado para una exposición en Granada, fue recuperada en Madrid el viernes tras una operación de búsqueda de tres semanas. El hallazgo pone fin al misterio y devuelve la tranquilidad al sector cultural y a la Fundación CajaGranada, organizadora de la muestra.
La recuperación del gouache sobre papel de Picasso, pintado en 1919 durante su periodo cubista, responde a una historia marcada más por el olvido que por el robo. El cuadro nunca llegó a salir del inmueble de la avenida Pío XII de Madrid donde iba a ser recogido, ya que la empresa de transporte responsable dejó el paquete en el portal durante el proceso de carga, por lo que no fue incluido con las otras 56 piezas que sí fueron transportadas y desembaladas en su destino de Granada.
El cuadro permaneció inadvertido hasta que una vecina del edificio, creyendo que se trataba de un paquete ordinario, lo recogió y lo guardó sin abrir, pensando que era un pedido recibido por error. El descubrimiento fortuito se produjo días después, cuando el marido de la mujer, al ver la noticia sobre la desaparición del Picasso, recordó el misterioso paquete en su casa. El matrimonio avisó a la Policía Nacional, que comprobó la autenticidad de la obra y procedió a su recuperación entre estrictas medidas de seguridad.
La pieza estaba asegurada por 600.000 euros y destinada a la exposición “Bodegón. La eternidad de lo inerte”, inaugurada el 6 de octubre en CajaGranada Fundación. El caso ha suscitado debates sobre la profesionalidad de los procedimientos de transporte de obras de arte en España y la necesidad de revisar los protocolos para evitar incidentes similares en el futuro. La Brigada de Patrimonio Histórico mantiene abierta la investigación para analizar las responsabilidades y errores logísticos cometidos.
Finalmente, el regreso de “Naturaleza muerta con guitarra” supone un alivio para coleccionistas, expertos y organizadores, y reafirma el compromiso de las autoridades españolas con la protección del patrimonio artístico nacional. El suceso se convierte en una singular anécdota que, lejos de afectar la obra, aumenta la notoriedad de una de las piezas emblemáticas de Picasso.