Millones en América Latina enfrentan condiciones térmicas extremas pese al acceso a electricidad

La pobreza energética en Latinoamérica agrava desigualdades sociales, de género y climáticas

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La pobreza energética en América Latina es una problemática que, aunque el 97% de la población tiene acceso a la electricidad, afecta a millones de personas que no pueden garantizar condiciones térmicas adecuadas en sus hogares.

Esta situación se traduce en viviendas que se convierten en espacios sofocantes durante el verano y en lugares fríos e inseguros en invierno, debido a la falta de sistemas de calefacción adecuados. Además, el uso de métodos de calefacción inseguros puede conllevar riesgos graves, como la inhalación de monóxido de carbono. ​

Impacto en comunidades vulnerables

Las comunidades más afectadas por la pobreza energética suelen ser aquellas en situación de vulnerabilidad socioeconómica. Por ejemplo, en las favelas de Río de Janeiro, la sensación térmica puede alcanzar los 60°C debido a la crisis climática y a las condiciones estructurales de las viviendas, que retienen más calor. La ubicación de estas comunidades y su alta densidad poblacional contribuyen a la formación de "islas de calor", exacerbando las dificultades que enfrentan sus habitantes. ​

Desigualdad de género y pobreza energética

La pobreza energética también tiene una dimensión de género significativa. Las mujeres, que tradicionalmente asumen la mayoría de las tareas domésticas, se ven desproporcionadamente afectadas por la falta de acceso a servicios energéticos de calidad. La ausencia de electrodomésticos eficientes y accesibles perpetúa las desigualdades, limitando las oportunidades de desarrollo y bienestar para las mujeres en la región. ​

Causas y desafíos

Diversos factores contribuyen a la persistencia de la pobreza energética en América Latina:​

  • Acceso desigual a servicios energéticos de calidad: Aunque la electrificación ha avanzado, persisten barreras como el uso de combustibles contaminantes y viviendas con aislamiento térmico deficiente.

  • Limitaciones económicas: Muchas familias no pueden permitirse electrodomésticos eficientes debido a su alto costo y a las elevadas tasas de interés en créditos, lo que las sumerge en ciclos de endeudamiento. ​

  • Infraestructura inadecuada: La falta de inversión en mejoras estructurales de las viviendas y en sistemas de energía sostenibles agrava la situación.​

Propuestas y soluciones

Para abordar la pobreza energética en la región, es esencial implementar políticas que:​

  • Mejoren el acceso a electrodomésticos eficientes: Facilitar la adquisición de equipos energéticamente eficientes a través de subsidios o créditos accesibles puede ayudar a reducir el consumo energético y mejorar el confort en los hogares.

  • Apoyen a los hogares vulnerables: Implementar programas específicos para asistir a las familias en situación de pobreza energética, especialmente aquellas encabezadas por mujeres, es crucial para romper el ciclo de desigualdad.

  • Promuevan la eficiencia energética y el uso de energías renovables: Fomentar la adopción de tecnologías limpias y sostenibles puede contribuir a reducir la pobreza energética y sus efectos asociados.​

Abordar la pobreza energética en América Latina requiere un enfoque integral que considere las dimensiones económicas, sociales y de género, garantizando que todos los ciudadanos puedan disfrutar de condiciones de vida dignas y sostenibles.

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