Más de mil millones de personas viven con trastornos mentales, según la OMS; se insta a redoblar inversión y mejorar servicios
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló el 2 de septiembre de 2025 que más de 1 000 millones de personas en el mundo padecen trastornos mentales como depresión o ansiedad. En nuevos informes se señala que los servicios de salud mental siguen siendo insuficientes, y se hace un llamado urgente a los gobiernos para que incrementen sus presupuestos, personal y políticas, garantizando atención accesible y basada en derechos.
La OMS publicó dos reportes recientes —World Mental Health Today y Mental Health Atlas 2024— en los que se describe que los trastornos mentales son uno de los principales factores de discapacidad a largo plazo en todo el mundo. Las condiciones más comunes reportadas son la ansiedad y la depresión, afectando a personas de todas las edades y niveles socioeconómicos.
Aunque algunos países han mejorado sus políticas y marcos legales para la salud mental, los informes muestran que el gasto gubernamental aún se mantiene en una mediana de solo el 2 % del presupuesto sanitario en muchas naciones; esta cifra no ha cambiado significativamente desde 2017. La brecha entre países de ingresos altos y bajos sigue siendo muy amplia, con diferencias enormes en los servicios disponibles, personal especializado y cobertura en atención comunitaria.
Otro hallazgo clave es la escasez de profesionales en salud mental: la mediana global es de aproximadamente 13 trabajadores especializados por cada 100 000 habitantes, una proporción insuficiente para responder al volumen de casos identificados.
Los informes subrayan además que los trastornos mentales tienen un alto costo económico, tanto directo como indirecto. Se estiman pérdidas globales superiores a US$ 1 billón al año solo por productividad relacionada con depresión y ansiedad.
Ante estos datos, la OMS insta a los gobiernos a adoptar acciones urgentes, incluyendo:
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Aumentar la financiación pública para servicios de salud mental.
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Reformar leyes y políticas para garantizar un enfoque basado en derechos humanos.
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Expandir los servicios comunitarios y la integración de la salud mental en la atención primaria.