Reino Unido refuerza la seguridad marítima ante el aumento de tensiones globales

Londres lanza plan naval para proteger cables submarinos de espionaje ruso

El Gobierno británico ha anunciado un ambicioso programa para salvaguardar los cables submarinos que sostienen las comunicaciones y la economía digital global, combinando buques autónomos con unidades navales tradicionales para contrarrestar la creciente vigilancia rusa en infraestructuras críticas.

El Ministerio de Defensa del Reino Unido ha puesto en marcha una nueva estrategia denominada Integrated Maritime Protection Initiative (IMPI), destinada a proteger los más de 380 cables de fibra óptica submarinos que transmiten más del 95% del tráfico global de datos y transacciones financieras. El plan combina tecnologías de inteligencia artificial, drones marinos y embarcaciones autónomas con la flota de superficie convencional británica.

Según las autoridades militares, esta iniciativa marca “un cambio fundamental en la naturaleza de la guerra naval moderna”, orientando la defensa hacia infraestructuras digitales críticas. El proyecto se produce tras repetidas alertas de la OTAN sobre el aumento de la actividad submarina rusa en el Atlántico Norte y el mar del Norte, zonas que concentran gran parte de los cables que conectan Europa con América.

El programa incluye la integración de sensores de vigilancia submarina, sistemas de rastreo de anomalías electromagnéticas y plataformas no tripuladas capaces de operar de manera continua en condiciones extremas. Estas unidades podrán detectar intentos de sabotaje o espionaje técnico en tiempo real, transmitiendo datos a los centros de mando naval en Portsmouth y Faslane.

El almirante Tony Radakin, jefe del Estado Mayor de la Defensa, aseguró que “la protección de los cables submarinos es una cuestión de seguridad nacional y económica”. Añadió que la combinación de inteligencia humana, automatización y análisis de datos permitirá al Reino Unido mantener una presencia reforzada en áreas estratégicas del Atlántico.

El proyecto cuenta con el respaldo del Parlamento y una inversión inicial de 500 millones de libras, ampliables hasta 2030, en línea con la estrategia de seguridad marítima presentada por el primer ministro Rishi Sunak. Londres busca también coordinar este esfuerzo con aliados de la OTAN y socios tecnológicos del G7 para establecer protocolos de defensa compartidos ante posibles ciberataques o interferencias físicas en los sistemas de cableado submarino.

Expertos en ciberseguridad y geopolítica coinciden en que la medida refuerza el papel del Reino Unido como potencia marítima y digital en el contexto de una creciente rivalidad tecnológica con Rusia y China. Además, el uso de plataformas autónomas reduce los riesgos humanos y permite una vigilancia permanente en un entorno donde la disuasión y la protección de datos se han convertido en prioridades internacionales.