Trinidad y Tobago autoriza tránsito militar de EE. UU. y Venezuela rompe vínculos gasíferos
Trinidad y Tobago autorizó a Estados Unidos a utilizar temporalmente sus aeropuertos para operaciones de apoyo logístico militar, según informó el Gobierno trinitense el lunes. La autorización, que se aplicará durante las próximas semanas, forma parte de una colaboración bilateral en materia de seguridad y defensa orientada a intensificar la cooperación regional.
El anuncio provocó una respuesta inmediata del Gobierno venezolano, que comunicó la terminación de todos los contratos de explotación y exportación de gas natural suscritos con Trinidad y Tobago. El Ministerio de Energía y Petróleo de Venezuela señaló que la decisión trinitense representa una “violación del espíritu de respeto mutuo y buena vecindad” dentro del Caribe, especialmente tras los recientes intentos de ambos países por consolidar proyectos conjuntos en materia energética.
Entre los acuerdos afectados se encuentra el proyecto transfronterizo del Campo Dragón, uno de los desarrollos clave en la cooperación gasífera entre Caracas y Puerto España, destinado a reactivar la producción venezolana y suministrar gas a Trinidad para su procesamiento y exportación a mercados regionales.
El Gobierno de Estados Unidos no emitió comentarios inmediatos sobre las repercusiones diplomáticas de la medida, aunque fuentes citadas por medios caribeños indicaron que las operaciones militares serían de carácter logístico y no combativo, centradas en el transporte y mantenimiento de aeronaves en tránsito por el Caribe.
Analistas regionales consideran que la decisión de Trinidad y Tobago refuerza su alineamiento estratégico con Washington, en un momento de reconfiguración geopolítica en el Caribe y América del Sur, donde los vínculos energéticos con Venezuela han sido históricamente un instrumento de influencia.
Por su parte, el Gobierno del primer ministro Keith Rowley defendió la medida, insistiendo en que no implica participación en operaciones militares externas, sino acuerdos de cooperación técnica y apoyo humanitario bajo supervisión civil y conforme al derecho internacional.
La ruptura energética con Venezuela podría tener impactos económicos y logísticos para ambos países, dada la interdependencia en el suministro de gas y las limitaciones que enfrenta la industria venezolana. La situación marca un nuevo punto de fricción en la política energética del Caribe, donde convergen intereses geoestratégicos de Estados Unidos, Venezuela y potencias extrahemisféricas como China.